domingo, 25 de octubre de 2009

“Me siento como un niño”

Alma joven tuvo el honor de entrevistar al “abuelo Pablo”, una persona muy activa y alegre que trabaja voluntariamente en el Centro Educativo Cristo Rey.


Pablo Montero es una persona con mucha vitalidad, que siempre está moviéndose de aquí para allá, nunca se queda quieto. Con sus 77 años y un gran camino recorrido nos cuenta como comenzó su historia en este colegio.


-¿Cómo empezó a trabajar en la institución?


-Mi nieto venía acá y tenía que hacer una huerta con los chicos del nivel inicial, del jardín. Hicimos la huerta y se me vino la ocurrencia de poner plantas en el jardín porque vi que no había ninguna y así empecé. Estoy hace 13 años.


No cobra ningún tipo de remuneración por su trabajo y asegura: “Ni quisiera que me pagaran.” Tampoco tiene un horario que cumplir, sin embargo, el asiste todos los días mañana y tarde. Su labor en el Cristo Rey no solo consiste en poner y cuidar las plantas sino que también colabora en todo lo que sea necesario: hacer soldaduras, trabajo de albañilería, entre otros. “Es algo que me entretiene. Lo hago con gusto y voy mejorando todo a través de las plantas. Tengo la libertad de hacer lo quiero con ellas. Y de paso ocupo el tiempo libre”, nos cuenta con alegría.


-¿Participa en algún evento o actividad que se realiza en el colegio?


-Ahora no, antes si. Los acompañaba a los chicos cuando se iban de paseo. Ahora tengo que estar más tiempo en mi casa porque mi señora no esta muy bien de salud.

Mucho amor para dar


Es el abuelo de colegio. Los alumnos del jardín se acercan a saludarlo: “Hola abuelito Pablo”. Él les responde con una gran sonrisa y un calido abrazo. Y a pesar del paso de los años, algunos chicos que están en la secundaria aún lo recuerdan. Como muestra de su gran cariño le prepararon un rinconcito para que pudiera colocar sus plantas.


Esto es en respuesta a todo el amor que les brinda desde hace 13 años. Les decoró todo el jardín con flores muy coloridas, construyó unos camioncitos para que pudieran jugar y una gruta con una virgen que “es chiquita para que esté a su altura”. “A veces los niños se metían al cantero y me pisaban todas las plantas. Por eso tuve que poner este cerco para que no pasaran”, comenta con una sonrisa.


“Mi relación con los niños es muy buena, muy cariñosa. También tengo un buen trato con el personal del colegio, tanto con los directivos como con los docentes.”


-¿Cómo se siente al estar rodeado de tantos chicos?


-Como un niño, vuelvo a ser un niño. Viste que dicen que los viejos se vuelven chicos, con la compañía de ellos.


Una planta en cada rincón


Con su esfuerzo y dedicación el abuelo Pablo logró darle una apariencia diferente y muy especial al colegio. Lo convirtió en un lugar más calido y acogedor. Se encargó de colocar plantas por todos los rincones, de todas variedades y colores. También hizo una huerta en una esquina de la cochera y tiene plantado perejil, lechuga, achicoria, calabaza, entre otros. “Después se las doy a los chicos del jardín o si no a las maestras”, y agrega: “Al padre le encantan las comidas con mucho perejil. Por eso a esa planta no la toco porque el viene y lo saca fresco.”


A este mismo lugar donde ahora está la cochera, Pablo quería convertirlo en un espacio para los alumnos. Había pensado en ambientarlo con bancos y árboles. Pero cuando le comentó su idea al padre del colegio –el representante legal-, éste le explicó que no iba a poder ser porque iban a hacer la cochera allí. “Me dijo que no pusiera más árboles porque no iban a entrar los autos”, cuenta entre risas. “Ahora las plantas están un poco secas porque no se las puede regar por el problema del agua”, comenta con tristeza.

Una mirada sobre la sociedad de hoy


-¿Al ver un mundo tan lleno de problemas usted que está en contacto con los niños como ve a esa futura generación, como va a ser?


-Un mundo con conflictos. Los chicos no van poder vivir en el mundo en el que nosotros vivimos antes. Veo muchos problemas. Es algo grave que va a tener que mejorar. El medio ambiente los va perjudicando.


“La sociedad de hoy no contiene a las personas mayores”, asegura, “por todo los conflictos, los gobiernos no funcionan bien, hay muchas ambiciones personales.”


Por Giannina Valverdi




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